Comunicación social

¿Estudios al lenguaje?

Por: Alexander Cardona*[1]


El tema del lenguaje es ambivalente, polisémico y trasversal, estas son algunas categorías que pueden hacer explícita una aproximación al lenguaje, o Loquens[2], o homo loquens[3]. Hoy el hombre es palabra, representación. Los estudios del lenguaje son cada vez más especializados, fonética, fonología, etimología, filología, filosofía del lenguaje, anagramas, paleografía, grafías. El estudio del lenguaje es un problema vigente y como ya mencioné anteriormente, ambiguo. Logos.
[4]. La comunicación se entiende desde tres teorías. Funcionalismo, estructuralismo y teoría crítica. En este escrito sin ser omniabarcante, totalizante, y reductivo, responderé al requerimiento de la Universidad de la Salle, a estudios del lenguaje.
El problema es serio, y lo abordo desde la filosofía del lenguaje, y específicamente desde la epistemología del lenguaje. Cogito ergo sum[5]. Es un postulado fulminante, que redirrecionó el pensamiento, dio inicio a la caída del teocentrismo, al auge del antropocentrismo, y con el, la razón como condición de la posibilidad para saber ¿Qué es el hombre? Para Kant la realidad es discurso, que se da por el asentimiento, es decir, sujeto que conoce al sujeto, sujeto que es conocido por el objeto, tal relación, es denominada asentimiento, los aquiescencias producen: juicios, los juicios, conceptos, los conceptos palabras, y las palabras maneras de interpretar la realidad.
Empecé la consideración al problema del lenguaje con un diagnóstico sombrío y aterrador, partiendo de la proposición Kantiana de lo particular a lo general, y siendo consecuente con esta afirmación, adentrémonos en aspectos más generales. En la edad antigua el hombre como problema filosófico, es un enigma que desde los primeros filósofos se ha tratado de entender, asumiendo como punto de partida la pregunta ¿quién o qué es el hombre? Teniendo como punto de referencia el dualismo.
En Platón, el hombre es un ideal, es universal y necesario, mientras que para Aristóteles es un compuesto hilemórfico concreto y particular. El problema del hombre y del lenguaje para la filosofía medieval se comprende a partir de de la creación de Dios, es decir, el hombre es la criatura perfecta creada por Dios.

En San Agustín el hombre tiene alma y el alma unas funciones: memoria, entendimiento, y voluntad. No así en Santo Tomás, quien afirma que: el hombre es sustancia y tal sustancia tiene unas funciones intelectivas y apetitivas, que le permiten al hombre, conocer por los sentidos, pensar, vivir por instinto, querer y moverse.

La filosofía renacentista comprende al hombre como el centro del mundo y de la realidad, en el cual el hombre debe encontrar y tomar su lugar. Nicolás Maquiavelo sostiene que el hombre debe ser un fino político en la conquista del poder, para ello ha de hacer del hombre un ser fuerte, elocuente, genial, y audaz. El hombre en la filosofía moderna es dominador de la naturaleza, conocedor de las leyes que explican el universo, eminentemente racional, lógico, productivo, y científico, capaz de conocer el mundo y las leyes que lo rigen.
Para el humanismo renacentista: la filosofía de la naturaleza, el pensamiento científico, y la filosofía política, el hombre es: un ser racional; en Renato Descartes, un ser natural, en Jacobo Rousseau, un ser autónomo; en Emmanuel Kant, un ser social y económico, en Carlos Marx, un ser para la vida y el Dominio, en Federico Nietzsche, un ser condenado a la libertad; en Jean Paul Sartre, y un ser por y para la muerte en Martin Heidegger.
La filosofía contemporánea, se transformó en una antropología filosófica que a su vez se fragmentó, en una antropología física, que trata de entender al hombre como un ser biológico, una antropología cultural que trata de comprender al hombre en su ser cultural, y una antropología filosófica, que trata de vislumbrar al hombre en su ser personal, y a su vez, responder a la pregunta por el sentido de la existencia.
En Kant el hombre se comprende como un ser autónomo bajo una ley moral natural, que nace de la naturaleza racional del hombre, que le impulsa a cumplir la ley por respeto a ella misma, puesto que su antropología se fundamenta en: la libertad humana, la inmortalidad humana y un ser supremo que es Dios y que quiere conducir al hombre a la felicidad eterna como recompensa al cumplimiento de la ley moral natural.
Nietzsche, representa al ser humano a través de la alegoría del hombre y las transformaciones en superhombre, es decir, el mortal evoluciona por fases: la persona camello, que representa la sumisión humana y la domesticación del hombre, producto de su paciencia, obediencia y humildad. La fase del hombre león, que se entiende desde la rebeldía del individuo que no está y no quiere estar sujeto a otros, y su virtud principal es la libertad, por ello, no acepta las normas e imposiciones. La tercera fase del hombre según Nietzsche, es el individuo niño, que significa la vida nueva y natural, pues se crean nuevos valores y normas, y para ello ataca la religión, el arte, el lenguaje o la comunicación y la sociedad, en la búsqueda de ser superhombre.

En Heidegger, el hombre es tarea, inconcluso, inacabado, en obra negra, es decir, proyecto a realizar en la historia, arrojado. Es arrojado precisamente porque la existencia le fue impuesta. Además el hombre es un ser con los otros, es decir, que es condición de posibilidad y de apertura a los demás entes y debe estar dispuesto ha entrar en comunicación con otros entes.

El hombre es un ser por y para la muerte, es decir, el hombre se ve limitado por la cuestión de la existencia, puesto que la muerte determina las posibilidades, y pone fin a las aspiraciones, tan pronto como el hombre es arrojado y viene a la vida, es suficientemente viejo para morir, por ello, la existencia tiene como realidad en si misma a la muerte. Asimismo,

En Heidegger: <<El hombre es lenguaje, el lenguaje revela al ser, y el ser se revela
en el acontecer, pues, el lenguaje es la casa del ser, y es el ser aquel que
hace que el hombre sea
>>

Para Emmanuel de Mounier, el hombre tiene un papel como persona en la historia y en el mundo, y este papel ha de traducirse en un compromiso político y profético para modificar la realidad existente, brindar la libertad y ayudar a la realización de las instituciones a favor de las personas por medio de una estructura económica favorable para la familia y el estado con el fin de lograr una sociedad internacional y justa. En Mounier el hombre es: encarnación y trascendencia, subjetividad y objetividad, medición y libertad, es decir, en cuanto a lo primero, se refiere a la ubicación y a la identidad del hombre en el mundo, y se identifica por su espíritu encarnado en el mismo y en la historia, puesto que circunscrito por los parámetros espacio-temporales, le permiten quedarse en el mundo y hominizarlo.
En lo que tiene que ver con el segundo componente, rememora el compromiso del hombre de cara a la respuesta espiritual, para hacer algo en este mundo y cumplir un papel en la historia. Y finalmente, el tercer aspecto hace referencia a la capacidad del ser humano de elegir en pro de un todo que se encuentra interrelacionado.
En Mounier, el lenguaje es presencia en la historia, que exige renuncia al individualismo, y compromiso con el mundo, pues la vida es un compromiso histórico, por eso la vocación ayuda a descubrir cual es el compromiso personal con la historia, para ello debe salir de sí mismo, y asumir el destino del otro en una comunidad, más allá de la relación yo-tú, tales manifestaciones del hombre que sobrepasan lo natural y se expresan en nuevos valores y acciones enfocados hacia Dios y al hombre.
En Max Scheller, el hombre es el mundo del espíritu, que según él, son las producciones del ser humano: lenguaje, arte, valores, ideas y cultura; en el mundo del espíritu encuentra las respuestas al problema del ser, el hombre domina y trasforma su medio, crea unas categorías abstractas por medio de las cuales conoce la esencia de las cosas, y unas categorías espirituales con las cuales se enfrenta al mundo. Para Scheller, el ser espiritual es conciencia, independencia y centro de la existencia, frente a la presión de lo orgánico de la vida y de todo lo que pertenece a la existencia.
En Theilhard Chardin, el hombre es un producto de la evolución, y hace parte de ella. En el momento en el que surge la vida y el cosmos, es cuando surge el hombre, el pensamiento y lenguaje, es aquí precisamente donde germina la noosfera o materia pensante, esencialmente cuando surge la biogénesis, que es la fusión de la energía interior, con la energía trascendental, por tanto, para Chardin, el hombre es por la ley de complejidad encarnada, conciencia reflexiva, es decir, Dios mismo se pudo valer de un proceso de evolución para crear el universo, el mundo, al hombre y a las demás criaturas.
En el pensamiento de Paul Ricoeur, la antropología filosófica es entendida desde una fenomenología hermenéutica del hombre capaz, es decir, una filosofía de la mediación entre el símbolo, el diálogo, y la confrontación, esta estructura tripartita, esta fundada en la capacidad de problematizar, la radicalización estructurada por la confrontación, la tensión, y la aporía. Ricoeur, tiene una filiación filosófica reflexiva, fenomenológica, y hermenéutica, en orden a su obra mayor, que es fraccionada en una fenomenología de la memoria, una epistemología de las ciencias históricas, y una hermenéutica de las ciencias históricas.
En el proyecto filosófico de Ricoeur, el hombre puede ser entendido como una metáfora del tiempo y la narración, es decir, una hermenéutica del sí, para lo cual es necesario la hermenéutica de la condición histórica, la hermenéutica crítica, y la hermenéutica ontológica, pues no hay reflexiones puras en el hombre y por ello siempre hay interpretación, es decir, lectura, encodificación, interpretación, reinterpretación, y relectura del ser y del acontecer y esto podría ser el hombre. Por tanto, no hay reflexiones, ni hombres puros, hay interpretación.
El hombre para Gadamer es: comprensión e interpretación, entendida desde la perspectiva del lenguaje como hermenéutica, porque toda interpretación es un comprender, es un dejar hablar, es pregunta, respuesta, palabra y concepto, pues, el giro ontológico consiste en que el ser está en el lenguaje, y por medio del lenguaje se alcanza al otro. El Diálogo y la interlocución, dan sentido lingüístico, y el ser en el mundo puede ser comprendido en el lenguaje, verdad y método, es el círculo hermenéutico desde donde se comprender al ser. Por tanto, Los estudios del lenguaje que la sociedad hace de si misma no pueden agotar su propia complejidad, sino que por el contrario la incrementan.

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